Ciudades equitativas
- Maria Paula Triviño
- Apr 1, 2017
- 3 min read
Updated: Aug 26, 2019
Para Alejandro Aravena, arquitecto ganador del premio Pritzker 2016 y director de la pasada Bienal de Venecia, superar la pobreza y la inequidad es una de las grandes contribuciones que puede hacer la arquitectura a la sociedad.

Published in Avianca Inflight Magazine
"Los barrios más vulnerables deberían tener los mejores parques y la mejor infraestructura, porque esas familias no pueden pagar de su bolsillo esa calidad. En definitiva, una ciudad se mide por lo puedes hacer gratis en ella."
Con solo 49 años, el chileno Alejandro Aravena se convirtió en uno de los arquitectos más jóvenes en ganar el máximo galardón de la arquitectura mundial: el premio Pritzker. Aunque su estudio Elemental ha adelantado obras imponentes —como el Centro de Innovación de Universidad Católica, en Santiago de Chile—, su trabajo más reconocido se vuelca al sector de la vivienda social, con la que ha desarrollado el concepto de superación de la pobreza en lugares como Constitución, Chile, la cual quedó parcialmente destruida tras el paso de un tsunami en 2010.
¿Hay un antes y un después del Pritzker?
Las cosas no son inmediatas en la arquitectura. Eventualmente quedas en el radar de otro tipo de problemas y de personas, pero hasta que eso se transforma en un proyecto pasan un buen tiempo. Es como cumplir años: el mismo día no pasa nada en realidad. Eres tú el que transforma un evento en algo significativo.
¿Qué te dejó la pasada Bienal de Arquitectura de Venecia?
Entendí que cuando los profesionales se plantean bien la pregunta, el impacto sobre la sociedad es muy concreto. También, que cuando las cosas siguen igual no es porque sea inevitable, sino porque ha faltado voluntad política o ha primado el interés económico privado sobre el bien común.
¿Qué significó ser el primer sudamericano en dirigir el evento arquitectónico más prestigioso del mundo?
Mucho trabajo y un gran aprendizaje.
Cerraste 2016 con tu inclusión entre la Lista de genios creativos de The New York Times. ¿Cómo sobrellevar la carga mediática y la expectativa que hay sobre tus trabajos?
No lo describiría como una carga o una presión, sino más bien como un privilegio. Se pone a tu disposición una enorme caja de resonancia, que puede ser muy poderosa para instalar la discusión en torno a la ciudad. Lo importante es tener algo inteligente que decir o hacer alguna contribución, por modesta que sea.
¿Cuáles son los aciertos de los arquitectos de hoy y sus pecados?
Haber entendido que nos debemos ocupar de problemas que le importen a la sociedad en general y no solo al resto de los arquitectos. Esto no se trata de si somos paramétricos o de la tensión del espacio, o del neo-esto o post-esto-otro. Los temas en los que el diseño arquitectónico puede contribuir son la inequidad que se refleja de manera brutal en nuestras ciudades, la polución y la congestión, que amenazan nuestra calidad de vida, y la violencia. Si algún poder tiene la arquitectura, es el de síntesis. Entre más complejo es el problema, hay más necesidad de síntesis.
¿Cómo construir ciudades inclusivas?
Todos estamos de acuerdo en que tenemos un problema de inequidad. Y casi lo único que se plantea para corregirla es la redistribución del ingreso; eso toma tiempo, porque a ello se llega por la vía de la educación. Se nos olvida que la ciudad puede funcionar como un atajo hacia la equidad.
Háblanos de ese atajo
Sin depender en un solo peso de la modificación del ingreso, proyectos estratégicos de espacio y transporte público, infraestructura y vivienda pueden mejorar la calidad de vida de la gente. Por ejemplo, un proyecto de transporte público debe ser lo suficientemente bueno para bajar a una persona de un auto y el rol redistributivo del espacio público de calidad es fundamental. Por eso los barrios más vulnerables deberían tener los mejores parques y la mejor infraestructura, porque esas familias no pueden pagar de su bolsillo esa calidad. En definitiva, una ciudad se mide por lo puedes hacer gratis en ella.
¿Qué viene para Elemental en 2017?
La verdad, no programamos mucho. Hay una cantidad enorme de desafíos, y privilegiamos aquellos sobre los que sabemos menos. Somos rigurosos con nuestra ignorancia, porque en temas muy complejos puedes mover el estado del conocimiento hacia una nueva frontera. No siempre pasa, pero si el tema es relevante vale la pena correr riesgos.
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