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“Desarrollo como sinónimo de vida”

  • Maria Paula Triviño
  • Jul 1, 2015
  • 3 min read

Updated: Aug 26, 2019

Berta Cáceres, indígena hondureña es la ganadora del Goldman Prize 2015, conocido desde 1989 como el Nobel verde. Semana Sostenible habló con ella de este importante logro.


Published in Semana Sostenible Magazine

"Vivo en un país repleto de impunidad, criminalización, campañas de desprestigio, persecución política y judicial, y uno sabe a lo que se expone".

Gracias al trabajo de Berta Cáceres y el COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras), el pueblo indígena lenca que en ese país cuenta con 100 mil habitantes, logró que el constructor más grande de represas a nivel mundial, Sinohydro y la Corporación Financiera Internacional (institución del Banco Mundial), abandonaran el proyecto Agua Zarca, que pretendía construir una hidroeléctrica en el lecho del rio Gualcarque, al noroeste del país.


Semana Sostenible: ¿Qué representa para usted haber ganado esta distinción?

Berta Cáceres: Esto es un esfuerzo colectivo que lleva 22 años de lucha. Nosotros hemos realizado un proceso participativo, de formación y de movilización que ha tenido influencia en la política del país y para todos es muy importante, ya que es el trabajo de más de 8.000 habitantes indígenas lencas que habitan en zonas próximas al rio Gualcarque y en la zona de Rio Blanco, donde cerca de 600 familias, dependen de este cauce.


S.S.: Además de su importancia en la vida comunitaria y productiva ¿qué significado tiene este río para el pueblo Lenca?

B.C.: Para nosotros, tiene un significado espiritual porque allí es donde viven los espíritus de las niñas que son custodias de las aguas. Para todos los pueblos que habitan desde la parte alta de la cordillera Puca u Opalaca donde nace el rio, el torrente tiene una importancia vital.


S.S.: Precisamente en su rol femenino, usted se convirtió en una guardiana del rio. Cómo empezó su vida como activista y qué influencia tiene su madre Berta Flores, exalcaldesa del municipio La Esperanza y líder comunal?

B.C.: Yo crecí cuando Centroamérica era muy conflictivo, vivíamos en guerras y en nuestra zona estaban ubicados campamentos de refugiados. Desde ese entonces, mi madre organizó a la comunidad e hizo lo mejor en su oficio como partera, en el cual podía tener mucha comunicación con la mujer lenca. Además, empezó a luchar contra la militarización. Eso me forjó no solo en un plano personal, sino que también me enseñó a servirle a la comunidad.


S.S.: Para ustedes ¿cómo se construye el concepto de desarrollo?

B.C.: Es un debate constante que venimos impulsando desde el COPINH porque ha sido muy manoseado por el neoliberalismo. Nosotros como pueblos indígenas tenemos mucho conocimiento frente al sostenimiento de los bosques y las aguas, el enorme cuidado de la biodiversidad y la producción de oxígeno. Por eso hemos puesto este concepto en la agenda nacional; desarrollo debe ser igual a vida.


S.S.: ¿Cómo van a distribuir los fondos que les otorgo el Goldman Prize (175.000 dólares)?

B.C.: El COPINH ha recibido un aporte para empezar un proceso de fortalecimiento institucional, mientras que recibirá una contribución para impulsar su centro de formación. Otra parte de los fondos ira para la población de Rio Blanco que tiene un proyecto de salud indígena.


S.S.: ¿Qué desafíos enfrentan ahora frente a los proyectos energéticos que se siguen llevando a cabo cuenca arriba del rio?

B.C.: Efectivamente el grupo hondureño Desarrollos Energéticos S.A. (DESA) quiere reactivar el proyecto de la hidroeléctrica en un punto cercano al original, lo que ha hecho que las comunidades de Rio Blanco de nuevo estén alerta. Hubo un proceso de impugnación de la concesión y logramos judicializar a un alto funcionario quien fue el que dio la firma para avalar la licencia ambiental, pero la amenaza sigue porque de nuevo la policía y los militares están hostigando a la población.


S.S.: ¿Tiene miedo de las amenazas de las que ha sido víctima? ¿Qué les dice a los que están detrás de esto?

B.C.: La verdad no tengo mucho tiempo para pensar en eso, pero la convicción histórica de nuestro pueblo es algo que nos hace sostenernos en esta lucha de la cual no pienso apartarme. Además, vivo en un país repleto de impunidad, criminalización, campañas de desprestigio, persecución política y judicial, y uno sabe a lo que se expone. Pero puedo decir que me siento muy respaldada por la fuerza del COPINH, del pueblo lenca y de la solidaridad de mucha gente.


S.S.: ¿Qué mensaje le da a la comunidad internacional?

B.C.: Que Honduras es un país donde también luchamos con dignidad por la causa ambientalista. Es una problemática que nos afecta a todos y este es un tema muy importante que no está aislado de los conflictos políticos y económicos; mientras haya injusticia en esos ámbitos, habrá injusticia ecológica y ambiental. Por eso esta lucha es continua hacia la dignificación humana.


 
 
 

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