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El ego del hombre pájaro

  • Maria Paula Triviño
  • Mar 1, 2015
  • 3 min read

Updated: Aug 10, 2019

Pasaron 23 años para que Michael Keaton volviera a interpretar a un superhéroe en la pantalla grande; pero más que una historia cargada de superpoderes, Birdman es un impredecible viaje a través de la vanidad humana.


Published in Avianca Entertainment Inflight Magazine

"Gracias al compás de una batería, el ritmo frenético de la película despierta los latidos del corazón, mientras que su protagonista es la voz de esta cinta de humor negro que incluso se ríe de la crítica".

Por mucho tiempo nos acostumbramos a los desgarradores dramas del premiado director mexicano Alejandro González Iñárritu, por lo que su último trabajo para la pantalla grande, Birdman (La inesperada virtud de la ignorancia) resulta sorprendente desde el principio: una comedia tan bien elaborada, con diálogos prolijos y actuaciones íntimas que llevan de la risa a la angustia y de la paranoia a la compasión.


La historia gira en torno a Riggan Thomson (Michael Keaton), un actor que tras lograr el éxito con su papel del superhéroe Birdman, intenta recuperar su lugar en el estrellato y se la juega en Broadway con la obra de teatro What We Talk About When We Talk About Love, un texto real hecho por el escritor estadounidense Raymond Carver en 1981.


Además de su sed de reconocimiento, Riggan afronta la culpa por ser un mal padre y esposo, mientras que el Hombre Pájaro–el papel que interpretó en el pasado– se convierte en un alter ego más bien parecido a un ave de rapiña que tiene la agilidad para escabullirse entre los vacíos emocionales del protagonista, y a su vez, alimenta su vanidad elevándolo a la categoría de un dios.


El hecho de que Michael Keaton haga este papel es especial y aunque el actor dice no haberse identificado con el personaje, muchos dicen que puede tratarse de la historia de su carrera actoral. “Un reparto ejemplar encabezado por Michael Keaton en un papel claramente autorreferencial sobre una ex estrella de cintas sobre superhéroes, cumple plenamente las demandas planteadas por el director Alejandro G. Iñárritu”, escribió el diario The Hollywood Reporter.


Más conocido por interpretar dos veces a Batman en la pantalla grande, Keaton había dado algunos pasos antes de ser considerado un actor digno de un premio Óscar. En 2003 apareció en la película para televisión Live from Baghdad donde interpretó a Robert Wiener, un productor de CNN que llega a Bagdad para cubrir la guerra. Este papel le mereció una candidatura a un Globo de Oro como Mejor Actor de Miniserie o Telefilme.


Después de aparecer en varias cintas de Disney, Keaton volvió a ser nominado en la misma categoría para los SAG Awards gracias a su participación en la película The Company donde dio vida a James Angleton, un paranoico jefe de inteligencia de la CIA.


Solo dos décadas después, el actor de Pensilvania vuelve de la mano de Iñárritu en una cascada de emociones a través de la cual el talento se desborda. Un falso plano secuencia es el responsable de hacer que el público no escape de la trama y sitúa a cada espectador en el mordaz espacio del teatro neoyorquino: el camerino con el espejo que devela el alma (al igual que lo hacen los diálogos de Riggan con su ex esposa), los pasillos donde se respira la locura del detrás de escena, el telón que cubre la petulancia de los actores (especialmente el papel insolente y vanidoso que interpreta Edward Norton) y el escenario, que al igual que ocurre en un coliseo romano, es en donde corre la sangre. Gracias al compás de una batería, el ritmo frenético de la película despierta los latidos del corazón, mientras que su protagonista es la voz de esta cinta de humor negro que incluso se ríe de la crítica.


La oscuridad de Birdman termina siendo la gloria para Keaton, quien demuestra que es capaz de ofrecer un personaje cargado de todas las sensaciones humanas, mientras que en su afán por ser alguien no ha entendido que el público y la crítica ya lo adoran.

 
 
 

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